viernes, 31 de julio de 2015

siete y veintidós de la mañana de un viernes

No se si es la lluvia, verte dormir, o incluso que aunque duermas me sigas abrazando, pero me resulta algo ridículo e imposible llegar a desprenderme de tu cuerpo. Quizás es el frío, los truenos o el simple placer de estar acostada al lado tuyo que todavía sigo despierta. También puede ser que tus ronquidos, (el hambre que tengo) o las ganas de llenarte a besos sea lo que me este causando este insomnio. Otras de las pequeñas posibilidades es que me fascina escucharte hablar semidormido y calmarte cuando ya te sobresaltas entre sueños o bueno en este caso te despertaste diciéndome que por favor me calme, que estaba muy alterada. Por esas y otras razones comparten tanto las pocas ganas de dormir y lo mucho que me enamora dormir con vos.